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Corazón de alcachofa

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Mi relación con las alcachofas empezó un buen día que mi padre estaba preparando una paella. Tenía más hambre que el tamagotchi de un sordo y se me ocurrió pegar un mordisco a una de esas hojas verdes a medio hacer que estaba preparando para el sofrito. Aquel sabor amargo y el trago de agua de después se quedaron grabados en mi memoria gastronómica por siempre. Y es que su duro sabor unido al dulce que se produce después de beber agua son una combinación única, que no ocurre en ningún otro vegetal, ¿saben por qué? ¡Esperen! Antes de contarles el secreto, se estarán preguntado a qué santo vengo yo ahora con alcauciles. Todo tiene una explicación, queridos míos. Así que, si quieren saber más sigan leyendo.

Y es que como les contaba en redes, ha llegado el momento de conectar dos partes de mí que no podrían ser más dispares. Dos partes tan antagónicas como la mismísima Daenerys Targaryen y Jon Nieve. O no. Mi parte más profesional y mi parte más personal. Mis estudios en el campo de la alimentación con mi gran pasión, la ilustración. He tocado ese punto donde creo conocerme y es ahora cuando lo que hace tiempo se me antojaba un disparate, me parece cada día más certero.

Con este post comienza la sección alimentos ilustrados, donde a través de la ilustración les acercaré un poquito más a algunos alimentos. Cada mes dibujaré un producto de temporada y les contaré sus beneficios, propiedades y alguna receta para chuparse los dedos. Eligiendo alimentos de temporada nos aseguramos la cercanía y frescura del producto, amén de hacernos un favor a los bolsillos. Este mes empezamos con mis queridas ALCACHOFAS, ya que es desde mediados de enero a principios de marzo cuando es más recomendable su consumo. ¿Quieren saber su historia?

Según cuenta la mitología griega, existía en la isla de Kynaros una joven hermosísima llamada Cynara. Un día Zeus se topó con la bella mujer, de la que pronto quedó enamorado. Con sus dotes de seducción consiguió conquistar a la dama y se la llevó al Monte Olimpo. Aburrida de su vida, Cynara quiso volver a visitar a su madre, pero Zeus enfurecido por su desobediencia, le lanzó una maldición e hizo que le crecieran escamas duras en el cuerpo quedando en su interior su tierno corazón. Maldita por siempre, Cynara se quedó en su tierra y siguió dorándose al sol, dando origen a la alcachofa que hoy en día conocemos y a su tierno corazón.

Y es por la cinarina, una sustancia que contiene este vegetal y que actúa como virtuoso anestesista natural que, cuando se mastica alcachofa, inhibe los receptores del sabor dulce de nuestra lengua. Al beber agua, éstos despiertan del encantamiento creando un reflejo en nuestro cerebro del sabor dulce, que como les decía en el prólogo ¡me vuelve loca!

Propiedades de la alcachofa

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Las alcachofas son un producto muy versátil, ya que se pueden consumir solas o incorporarlas a guisos como un ingrediente más y además ¡tienen unas propiedades saludables nada despreciables!

  • Ricas en fibra (10.8 gr/100 gr.): ayudan a regular el tránsito intestinal
  • Poco calóricas (23 cal/100gr.): se pueden consumir en dietas de pérdida de peso
  • Reducen los niveles de colesterol, ácido úrico y presión arterial.
  • Son diuréticas: ayudan a eliminar toxinas y combatir la retención de líquidos.

Si hablamos de sus valores nutricionales, lo más destacable es su elevado contenido en magnesio (26 mg./100 gr.), fósforo (130 mg./100 gr.) y calcio (53 mg./100 gr), tres de los minerales más importantes para el normal funcionamiento de nuestro organismo.

La alcachofa nos depura, por eso se ha hecho tan famosa en algunas dietas de adelgazamiento.

Tips a la hora de comprarla

Cuando vayan al supermercado, tengan en cuenta estos criterios para seleccionar los mejores productos.

  1. Hay que elegir alcachofas que tengan las hojas bastante cerradas y prietas, son un indicativo de frescura. Debemos descartar las de hojas muy abiertas o pochas. A la vista o en la mano tienen que parecer prácticamente un huevo de dragón.
  2. Fíjense también en su color, cuanto más verdes y con menos manchas, mejor se encuentran. La presencia de alguna veta morada también nos aseguran que el producto es reciente.

¿Cómo limpiarlas?

Sin duda ésta es una de las partes más peliagudas, ya que mucha gente decide no comprar este manjar de Dioses por no saber cómo pelarlas o cómo utilizarlas, pero aquí vengo yo a ilustrarles. 

Si la compra ha sido óptima, ya tenemos una ventaja a la hora de prepararlas, y es que lo que más pereza da de consumir alcachofas es ese trabajo previo de limpiarlas a mano, no hay otra forma de hacerlo, ni cuchillo ni herramienta que se precie. Se van “arrancando” las hojas más exteriores que estarán duras y de un color verde opaco y a medida que se van retirando se va llegando a unas hojas mucho más “húmedas” y de un color verde vivo. Es el momento de parar. No queremos quedarnos sin hojas, tampoco. Después cortaremos con un cuchillo la punta y también cortaremos el rabo, dejando una pequeña prolongación. Mi padre (cocinero de profesión) aprovecha los rabos, los pela con pelador y también los hierve, pero tienen un sabor particularmente amargo. Si quieren comer más fibra ¡no duden en consumirlos!

Ahora podemos partirlas en mitades o cuartos y ponerlas a remojo en agua con limón para evitar su oxidación (van tornándose negras) o pasarlas rápidamente a cocción. Pueden encontrar que a veces el corazón presenta una especie de “pelitos” que se pueden retirar haciendo una pequeña incisión  con el cuchillo.

¿Cómo cocinarlas?

Hay múltiples opciones. Pueden hacerlas en finas láminas y meterlas al horno (180º, 30 min o hasta que veamos un cambio de color en su carne), o simplemente hervidas. Se ponen en la olla partidas en cuartos y se dejan a presión unos 15 min. Estas opciones son las más saludables, pero he de confesar, que las favoritas de la familia y manjar en todas las Nochebuenas eran rebozadas. Una especialidad de mi abuela que no perdonábamos año tras año. Así se criaron nuestros cuerpos de hermosos. Para el rebozado se hace una pasta con harina, agua e impulsor (un sobrecito de “gaseosas”), se pasan por la mezcla y a la sartén con bien de aceite!

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Hoy les voy a dejar una receta ilustrada que elaboro según Arguiñano.  Bien les puede  servir como primer plato a mediodía o para una cena. Una receta genial para desintoxicarnos después de los excesos de las pasadas semanas.

Nota: la harina es para darle un poco más de cuerpo a la receta, pero los celiacos  o alérgicos al gluten, pueden sustituirla por maizena o directamente no incoporarla. 

Ahora sí, me despido como siempre esperando verles en los comentarios y que me digan (más que nunca) si les ha gustado el post.

Siempre suya,

Mrs. Maple

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