¡Hola!

Soy Ana, ilustradora empedernida, amante de todo lo creativo y buscadora de belleza en las pequeñas cosas que me rodean.

Abrí un blog allá por el 2014 bajo el pseudónimo de «Miss Maple», con motivo de todo lo creativo que preparé para mi boda y, aunque es difícil de pronunciar y siempre me preguntan cómo se dice, hoy es tanta la gente que me conoce por ese nombre, que me aconsejan que no lo cambie 🙂

Aquí os dejo un poco de mi historia y mi relación con los pinceles y pinturas, una pasión que se instaló pronto en mi vida y hasta hoy me acompaña.

Siempre suya,

¿Cómo empecé a pintar?

Desde bien pequeña me recuerdo con materiales de pintura en las manos. Siempre digo que mi mejor regalo fue una paleta de mezclas y le cogía “prestados” los óleos a mi tía, que también era aficionada al arte.

Mis momentos de tiempo libre se llenaban siempre de dibujos. Tanto me gustaba que me apuntaron a clases de pintura en una de las mejores academias de bellas artes de mi ciudad.

Iba a clases los sábados por la mañana, y aunque no era nada serio sino más bien una actividad extraescolar, le cogí mucho gusto a los pinceles y nunca dejé de pintar.

A medida que fui creciendo y los estudios se fueron complicando y necesitaba más tiempo para estudiar, así que sacrifiqué las clases en la academia.
Como era buena estudiante llegó aquel momento de decidir entre ciencias o letras, y ¿qué pasó?

Como me hacían más cosquillitas en el cerebro los datos científicos y pensaba que tendría más empleabilidad, me decidí por ese camino. Mi madre siempre me lo desaconsejó diciendo que yo era de letras, pero como buena adolescente, no le hice caso.

Le hice tan poco caso, que seguí mi carrera por el apasionante mundo de la ciencia de los alimentos y hasta me doctoré. Pero nunca dejé de pintar.

Gracias a las redes sociales, a seguir mostrando mis trabajos y a esa pasión que sigue viva, he conseguido hacer realidad muchos sueños y tener este pequeño emprendimiento artístico.

Desde bien pequeña me recuerdo con materiales de pintura en las manos. Siempre digo que mi mejor regalo fue una paleta de mezclas y le cogía “prestados ”los óleos a mi tía, que también era aficionada al arte.

Mis momentos de tiempo libre se llenaban siempre de dibujos. Tanto me gustaba que me apuntaron a clases de pintura en una de las mejores academias de bellas artes de mi ciudad.

Iba a clases los sábados por la mañana, y aunque no era nada serio sino más bien una actividad extraescolar, le cogí mucho gusto a los pinceles y nunca dejé de pintar.

Le hice tan poco caso, que seguí mi carrera por el apasionante mundo de la ciencia de los alimentos y hasta me doctoré. Pero nunca dejé de pintar.

Gracias a las redes sociales, a seguir mostrando mis trabajos y a esa pasión que sigue viva, he conseguido hacer realidad muchos sueños y tener este pequeño emprendimiento artístico.